El alta hospitalaria es un momento bisagra en el recorrido de una persona internada. No se trata solo de la decisión médica de concluir el tratamiento meramente nosocomial, sino de un proceso mucho más abarcativo que implica coordinación, planificación y una articulación meticulosa entre múltiples equipos. También representa una situación de particular incertidumbre para el entorno significativo, que convive con inquietudes, expectativas y dudas que se intensifican con el paso de los días: no saber con claridad cuánto falta, sostener una rutina alterada o sentir la necesidad de retornar al hogar lo antes posible. En este contexto, el Hospital de Alta Complejidad del Bicentenario Esteban Echeverría (HBEE) desarrolló un modelo de gestión para responder ante esas adversidades y redefinir la manera en que se organiza y acompaña el egreso. La propuesta consiste en integrar la mirada asistencial con las perspectivas administrativa y social para asegurar transiciones adecuadas y sostenibles.
El Pase de Sala de Gestión de Pacientes se consolidó como el espacio que articula esta forma de trabajo innovadora y poco frecuente en instituciones de salud. Es un encuentro diario, interdisciplinario y planificado, donde profesionales de distintas áreas identifican barreras, acuerdan intervenciones y anticipan necesidades. Su dinámica ordena de forma precisa la circulación de información y permite que cada decisión se sustente en una visión conjunta orientada al bienestar de cada individuo. El dispositivo unifica criterios, reduce la fragmentación y fortalece la eficiencia operativa, un aspecto crítico en un hospital de tercer nivel donde la optimización del tiempo y de las camas constituye un eje estratégico que define el funcionamiento.
De lunes a viernes, a las 11 de la mañana, la oficina de Clínica Médica se transforma en el ámbito del cónclave asistencial donde las jefaturas de sala de clínica y de cuidados progresivos exponen los rasgos centrales y los pormenores de cada persona internada, describen diagnósticos, evolución y posibles escenarios de egreso. A partir de esta información, los servicios intervinientes analizan su participación, determinan qué aspectos requieren acción inmediata y establecen prioridades. La confluencia simultánea de distintas disciplinas favorece la detección precoz de dificultades que, de no recibir atención oportuna, prolongan la internación y afectan de manera directa el funcionamiento general del Hospital, que debe administrar de forma constante una demanda compleja y creciente.
En este espacio convergen los equipos de Clínica Médica, Gestión por Cuidados Progresivos, Referencia y Contrarreferencia, Cuidados Continuos, Programas Domiciliarios, Salud Mental, Trabajo Social, Laboratorio y Control de Infecciones. Cada una de estas áreas aporta una mirada indispensable para garantizar un proceso de alta que contemple dimensiones clínicas, administrativas y sociales. La articulación permite resolver situaciones complejas, evitar demoras innecesarias y asegurar respuestas adecuadas en cada caso, en consonancia con el nivel de exigencia de un establecimiento de alta complejidad donde la eficiencia opera como un imperativo estructural que impacta de forma directa en la disponibilidad de recursos.
Dentro del análisis que cada reunión propone, los equipos evalúan todos los aspectos que influyen en la trayectoria de la persona internada: lo asistencial, conforme a los criterios de la medicina, y lo psicológico, considerando la repercusión emocional que la internación genera en ella y en su entorno significativo; lo administrativo, al detectar posibles trabas o tensiones con instituciones externas que puedan entorpecer el alta; y lo social, al incorporar la situación socioeconómica, familiar, comunitaria y las creencias de cada uno. Esta lectura integral habilita decisiones más precisas, evita chispazos y malentendidos, y garantiza un proceso de alta ajustado a la realidad concreta de cada caso, sin perder de vista que la persona es, más allá de lo físico, un sujeto atravesado por múltiples variables.
Entre los temas que adquieren mayor frecuencia se destacan la organización de estudios o prácticas, la coordinación de derivaciones y turnos posteriores al egreso, la provisión de insumos vinculados a la continuidad de los cuidados, el acompañamiento emocional para personas internadas y sus familias, y la revisión de condiciones socioambientales que influyen de manera directa en la vuelta a casa. También aparecen con peso propio los factores asociados al control de infecciones y la preparación de los equipos para recibir o derivar pacientes según su nivel de complejidad, aspectos esenciales en una institución donde los flujos clínicos y operativos exigen una estructura minuciosa para sostener la actividad diaria sin interrupciones.
Una vez definidas las intervenciones necesarias, los equipos de Gestión por Cuidados Progresivos registran la información en un sistema de seguimiento que permite monitorear avances y confirmar la asignación de responsabilidades. Este archivo constituye un elemento central para asegurar la continuidad del proceso, ya que establece las tareas, mejora la comunicación y evita que surjan omisiones que comprometan la salida del Hospital. La metodología, basada en una supervisión constante, elimina repeticiones, ordena la toma de decisiones y aporta claridad al trabajo de todos los equipos, lo que incrementa la eficiencia general y contribuye a un uso más racional y estratégico de cada recurso disponible.
La planificación anticipada del alta, incorporada como principio estructural del modelo, representa otra pieza fundamental del dispositivo. Desde el ingreso, los equipos evalúan las características de quien arriba, sus necesidades de cuidado y las condiciones de su entorno para determinar el punto de partida y prever qué se demandará una vez fuera del nosocomio. Este acercamiento temprano habilita una gestión proactiva, facilita la articulación con programas externos y reduce la posibilidad de que surjan obstáculos capaces de transformar la salida en un proceso prolongado o incierto. Así, el recorrido tiene la virtud de ser acompañado desde el inicio, cualidad que optimiza tiempos, evita internaciones extendidas y preserva la disponibilidad de camas para quienes requieren atención crítica o especializada.
La contrarreferencia, entendida como el paso a un nivel de menor complejidad cuando la persona ya se encuentra en condiciones de continuar su recuperación en otro ámbito, constituye uno de los componentes esenciales del sistema. Este espacio de articulación interdisciplinaria ordena las decisiones, racionaliza el uso de camas críticas y garantiza que quienes más lo necesitan sean atendidos. Se trata de una instancia que refuerza la lógica de cuidados progresivos y favorece el funcionamiento armónico de la red sanitaria.
Estar el tiempo justo y necesario: ni un día más ni un día menos. Dejar el Hospital de forma segura y con la tranquilidad de no regresar a una internación. El Pase de Sala de Gestión de Pacientes es hoy una herramienta institucional que aporta eficiencia, previsibilidad y calidad. Su mayor virtud reside en integrar lo clínico, lo emocional, lo social y lo administrativo en una misma mesa de trabajo. Cada encuentro reafirma el compromiso del HBEE con una gestión responsable, centrada en las personas y enfocada en la mejora continua. Alta segura y de calidad. Ese es el norte a seguir y la máxima rectora que guía cada decisión.