PRÓTESIS 3D PARA VOLVER A CAMINAR

Monte Grande, 28 de octubre de 2025 - La combinación de tecnología, planificación digital y un trabajo interdisciplinario de alta complejidad permitió que un paciente mayor recupere la posibilidad de desplazarse sin dolor tras una cirugía realizada en el HBEE.

El equipo médico del Hospital de Alta Complejidad del Bicentenario Esteban Echeverría (HBEE) llevó adelante una reconstrucción protésica de cadera con cotilo customizado, procedimiento que permitió reemplazar una prótesis colocada hace 24 años. La intervención, de aproximadamente cuatro horas, implicó el retiro del implante anterior y la colocación del nuevo, en un proceso que demandó precisión quirúrgica, coordinación y una planificación minuciosa. Cada etapa -desde la extracción del material previo hasta el anclaje del nuevo componente- requirió solvencia técnica y una coordinación interdisciplinaria sostenida, posible gracias al nivel y especialización con el que cuenta la institución.

El escenario frente al que se posicionó el equipo fue un octogenario con indicación de cirugía programable desde hace tiempo y más de dos décadas con una prótesis obsoleta y defectuosa. Este había pasado por otras clínicas donde no se pudo operar por distintas razones, y destacó que el HBEE le abrió las puertas y allí encontró el lugar donde mejor lo atendieron, recibiendo una solución eficaz y humana.

El diagnóstico fue un aflojamiento protésico producto del desgaste natural del implante anterior. El paciente sufría dolor constante y presentaba grandes dificultades para caminar, dependiendo de muletas para movilizarse. Actividades básicas, como vestirse o trasladarse dentro del hogar, implicaban un esfuerzo significativo. Eduardo Galeano sostenía que la utopía nunca se alcanza, pero sirve para caminar hacia ella. En el caso de este paciente, su utopía -paradójicamente- era caminar, y a diferencia de lo que plantea el escritor uruguayo, él logró convertirla en realidad: lo que para uno es un horizonte, para él se volvió un logro concreto.

La cirugía tuvo como objetivo aliviar el dolor, recuperar movilidad y autonomía. La posibilidad de trasladarse nuevamente no solo representa un logro médico, sino también una reconstrucción de su confianza, independencia y capacidad de disfrutar plenamente de la vida diaria. Esta dimensión demuestra que el éxito quirúrgico depende no solo de la técnica, sino también de la atención integral que acompaña al paciente antes, durante y después de la cirugía.

Previo a la operación se realizó un completo estudio prequirúrgico que incluyó controles clínicos, cardiológicos y anestésicos, junto con hisopados, estudios de laboratorio y análisis de imágenes. Además, el equipo de gestión coordinó todo el material necesario: desde la autorización de implantes y la carga de radiografías hasta el seguimiento de trámites administrativos y planillas de seguimiento. Esta preparación minuciosa asegura que cada procedimiento se ejecute con la máxima seguridad y eficiencia, evitando contratiempos y optimizando los recursos disponibles.

A partir de la tomografía, los especialistas planificaron digitalmente la reconstrucción y diseñaron un cotilo personalizado —la pieza que reemplaza la cavidad de la cadera donde encaja el fémur—, determinando la ubicación óptima de los tornillos según la densidad ósea. Esta planificación permitió una adaptación exacta del implante al hueso y redujo riesgos, favoreciendo una recuperación más rápida y segura. El cotilo, al ajustarse a la anatomía del paciente, permite una movilidad estable y disminuye las posibilidades de aflojamiento futuro.

Durante la cirugía se retiró la prótesis antigua y se colocó la nueva, fabricada en metal trabecular, material que imita la estructura porosa del hueso y favorece la fijación biológica. Entre la cuarta y sexta semana posterior se produce un sobrecrecimiento óseo que consolida la unión entre el hueso y el implante. En este período, el paciente utiliza muletas para proteger la articulación hasta lograr una marcha estable y sin dolor.

La intervención, encabezada por el Dr. Martín Principato, exigió coordinación precisa entre cirujanos, instrumentadoras, técnicas de ortopedia y anestesia, reflejando la complejidad y el trabajo minucioso del hospital. “Está muy bueno, no se hace en todos los lugares”, destacó, subrayando que este tipo de procedimientos solo es posible en instituciones con infraestructura de alta complejidad, equipos interdisciplinarios consolidados y capacidad técnica para llevarlos adelante con eficacia y solvencia.

El postoperatorio inmediato fue altamente favorable. El paciente permaneció en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) de forma preventiva y comenzó la rehabilitación en las primeras 24 horas, con ejercicios guiados por profesionales de la Sala de Kinesiología, tanto en cama como en fuerza sin carga. En pocos días ya podía sentarse y realizar movimientos asistidos, y hacia la semana siguiente inició la marcha con apoyo. “La verdad es un trabajo en equipo multidisciplinario y aplicado al paciente”, destacó Principato. Su recuperación fue sostenida y progresiva: en pocas semanas recuperó fuerza, equilibrio y confianza al caminar.

La rehabilitación continuó con ejercicios específicos para mejorar el rango de movimiento y fortalecer la musculatura. Los kinesiólogos acompañan cada paso, supervisando la progresión y adaptando las cargas según la evolución del paciente. Cada avance simboliza un retorno a la independencia y al bienestar. Volver a caminar significa recuperar dignidad, libertad y alegría: aspectos que trascienden lo clínico y afectan directamente la calidad de vida del paciente. “Todo atravesado por una atención centrada en el paciente”, concluyó Principato, reforzando la filosofía de cuidado integral que caracteriza al HBEE.

La intervención pone de manifiesto el nivel de innovación y excelencia que ostenta el HBEE. La combinación de conocimiento especializado, tecnología de punta y compromiso humano permite ofrecer soluciones en procedimientos de alta complejidad, transformando la ciencia y el esfuerzo en movimiento, bienestar y esperanza renovada para cada paciente. Cada cirugía exitosa reafirma un propósito común: devolver la movilidad, la autonomía y la alegría de vivir a quienes confían en el coloso de San Martín 504.

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