2025 se convirtió en un punto de inflexión para el sistema de trasplantes en la Argentina. El país alcanzó un récord histórico tanto en donación como en trasplantes de órganos, superando incluso los mejores indicadores previos a la pandemia. Este logro fue posible gracias a un trabajo articulado y sostenido entre nosocomios, organismos sanitarios y equipos de procuración de todo el territorio nacional. En ese escenario, una institución se destacó de manera contundente por sobre el resto: el Hospital de Alta Complejidad del Bicentenario Esteban Echeverría (HBEE). Su desempeño lo posicionó en el primer lugar no solo a nivel nacional, sino también a escala global, como el hospital que más donantes generó en el mundo en el último año.
Desde el corazón de Monte Grande, el HBEE ha construido a lo largo de los años una trayectoria que lo posiciona de forma recurrente en los primeros lugares de los rankings de procuración de órganos. Este liderazgo es el resultado del trabajo incesante de un equipo interdisciplinario altamente especializado, que articula la atención crítica, la excelencia médica y una mirada integral del proceso de donación. Sin embargo, en 2025 el Hospital fue más allá: alcanzó los casi 100 donantes, estableciendo un récord histórico a nivel planetario.
Detrás de ese número hay historias concretas. Cada donante representa múltiples oportunidades de vida para personas que integran listas de espera, muchas de ellas desde hace meses o años. La posibilidad que se genera a partir de la intervención del HBEE se traduce en esperanza, en tiempo ganado, en calidad de vida recuperada. Al mismo tiempo, este resultado confirma niveles de excelencia en el tratamiento de pacientes críticos y, especialmente, en la comunicación con las familias, un aspecto central para optimizar el potencial de donación de órganos.
El camino hacia este hito comienza en el Departamento de Cuidados Críticos, donde los equipos se encuentran preparados las 24 horas, los 7 días de la semana, para recibir pacientes con diagnósticos neurocríticos complejos, producto de eventos vasculares, traumatismos, entre otras. La intervención es inmediata y, en una gran cantidad de casos, los profesionales logran revertir o estabilizar el cuadro clínico. Cuando el daño resulta irreversible, se abre entonces la posibilidad de la donación como un acto que resignifica el final de una vida al ofrecer nuevas oportunidades a otras.
En ese contexto, el equipo comienza a evaluar cuidadosamente las variables clínicas que determinan la posibilidad de la donación y la viabilidad de los distintos órganos y tejidos. A partir de allí se pone en marcha el proceso de procuración, un procedimiento médico y logístico de alta complejidad que exige precisión técnica, coordinación interdisciplinaria y tiempos rigurosos. El desempeño del HBEE en este ámbito no solo es destacado a nivel internacional, sino que también lo ubica en el primer escalafón del conteo nacional año tras año.
Junto a la excelencia técnica, la dimensión humana ocupa un lugar central. Las familias son un actor clave en el proceso de donación, y su acompañamiento requiere de una comunicación empática, clara y respetuosa. La comunicación terapéutica de malas noticias permite contener, acompañar y explicar, en el momento más difícil, el valor que puede tener la donación para otras personas. Ese abordaje humano habilita, en muchos casos, una recepción favorable y transforma el dolor en un gesto solidario que trasciende la pérdida. “Como tanto amor no cabía solo en vos, decidiste seguir viviendo a través de 10 personas más”, se escuchó en uno de los pasillos del Hospital al despedir a un paciente que, gracias al trabajo del equipo, permitió mejorar o salvar la vida de más de una decena de personas.
Los resultados no son producto del azar, sino que se sustentan en la capacidad de gestión y articulación entre distintos actores sanitarios. El peso del Ministerio de Salud de la Nación es ineludible, ya que este posee bajo su órbita figuras esenciales como el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), el cual tiene una relación fluida y cada vez más estrecha con el HBEE. El sistema de soporte nacional es el engranaje que permite que estos hitos sean cada vez más asequibles en el ámbito público.
Alcanzar la cima no representa un punto de llegada para el Hospital, sino una instancia más dentro de un proceso de crecimiento continuo. El horizonte institucional se proyecta con objetivos ambiciosos y concretos: consolidarse como referente nacional y regional -condición que ya ejerce al liderar la donación en asistolia en toda Latinoamérica-; profundizar la formación y la transferencia de conocimientos mediante la visita de profesionales de distintas provincias y de otros países; y avanzar, en un futuro quizás no lejano, en la incorporación de la actividad de trasplante dentro de la propia institución.
Reducir listas de espera. Aliviar la incertidumbre. Devolver la esperanza. Brindar nuevas chances. La vida después de la vida. El trabajo de calidad y alta complejidad que desarrolla el HBEE hizo posible un récord mundial que queda grabado a fuego en la historia, y que demuestra que, incluso en el adiós, es posible abrir la puerta a un nuevo nacimiento para otros.