La resolución de patologías cardiovasculares complejas es uno de los ejes estratégicos del Hospital de Alta Complejidad del Bicentenario Esteban Echeverría (HBEE). En esta línea, el equipo de cardiología intervencionista llevó adelante en los últimos días un procedimiento poco habitual: un implante valvular aórtico percutáneo (TAVI) en una paciente con insuficiencia aórtica pura, un escenario clínico que trae aparejados desafíos particulares y que no suele ser la indicación más frecuente para este tipo de abordaje.
La paciente arribó a la institución con un bagaje de antecedentes significativos: había padecido fiebre reumática en su juventud, una plástica mitral y, en 2009, recibió un reemplazo valvular con prótesis mecánica. A lo largo del último año, su situación comenzó a agravarse con signos progresivos de insuficiencia cardíaca derivados de una insuficiencia valvular aórtica severa, un cuadro que deterioraba su calidad de vida y aumentaba el riesgo cardiovascular.
Frente a este panorama, la evaluación del equipo multidisciplinario fue un momento crucial para definir los pasos a seguir. Considerando que la paciente ya había atravesado dos cirugías cardiovasculares previas, la opción de una nueva reoperación tradicional quedó prácticamente descartada, ya que implicaba un riesgo quirúrgico elevado. Las reintervenciones abiertas en pacientes con antecedentes de reemplazos valvulares y enfermedades reumáticas suelen asociarse a mayores complicaciones, tiempos de recuperación más engorrosos y un pronóstico menos favorable.
Luego de un análisis exhaustivo, se definió avanzar con un implante valvular aórtico percutáneo. Si bien el TAVI es una técnica consolidada para el tratamiento de la estenosis aórtica severa, su uso en pacientes con insuficiencia aórtica pura es menos frecuente y requiere una evaluación precisa de la anatomía valvular y del estado general del paciente. La ausencia de calcificación significativa convierte estos procedimientos en un desafío técnico que demanda alta expertise y una coordinación minuciosa.
El procedimiento fue encabezado por el Dr. Pablo Olmedo, en conjunto con el Dr. Hernán Pavlovsky, con el soporte del Dr. Juan Pablo De Brahi, cuya participación fue clave para garantizar una intervención segura y planificada en cada detalle. La instancia contó además con el aporte del Servicio de Anestesia y del Servicio de Cirugía Vascular del Hospital, que acompañaron el operativo con la precisión requerida para abordajes de esta complejidad.
Gracias a una preparación prequirúrgica meticulosa, a la tecnología de punta de la institución y a la labor articulada de todos los equipos, el procedimiento se desarrolló con éxito. La intervención permitió restablecer el funcionamiento valvular, mejorar la hemodinamia y ofrecer a la paciente una alternativa terapéutica menos invasiva, con un proceso de recuperación más rápido, ameno y con menos riesgos que una nueva cirugía cardíaca abierta.
Este caso constituye un nuevo ejemplo del crecimiento y consolidación del HBEE en el campo de la alta complejidad, donde la combinación entre equipamiento de última generación, formación continua y abordaje interdisciplinario se configura como sello institucional. Cada avance de este tipo no solo amplía la capacidad de respuesta ante patologías de riesgo, sino que reafirma el compromiso del Hospital con brindar soluciones innovadoras, seguras y de calidad para pacientes que enfrentan enfermedades cardíacas severas.